Seguramente lo más importante que tenemos a lo largo de nuestra existencia, son las personas que tenemos cerca. Con ellas podemos compartir nuestras experiencias y sentimientos; también podemos recibir o dar ayuda y consejo; desarrollar proyectos y cumplir sueños. Llevarnos bien con los demás es, por lo tanto, una de las cosas más importantes que podemos aprender y procurar conseguir en nuestra vida.

 

Hay, en cambio, algo aún más importante, necesario para cada uno de nosotros, que es tener una buena relación con la persona que nos acompaña continuamente, y de quien no nos podemos separar nunca. Ese alguien somos nosotros mismos, y a esa relación le llamamos autoestima.

 

De la relación que tengamos con nosotros mismos, dependerá fundamentalmente el grado de felicidad que alcancemos, y nos marcará frecuentemente la diferencia entre disfrutar nuestra existencia o sufrirla. Nos interesa mucho que nuestra relación con nosotros mismos sea lo mejor posible; que nuestra autoestima sea lo más positiva que podamos. Y por supuesto, que la autoestima de la gente a la que queremos sea también lo mejor posible, como garantía de una vida más satisfactoria y feliz para ellos.

 

Con frecuencia, por desgracia, en momentos malos de la vida la autoestima está por los suelos. Quien sufre problemas, a veces especialmente graves (alcohol, drogas, anorexia, bulimia, una separación no deseada, violencia de otras personas, o una relación destructiva, fracasos en los estudios, o en nuestras relaciones con los demás, problemas de trabajo...), tiene con su autoestima una asignatura pendiente, que debe trabajar para poder superar esos momentos de crisis.

 

No nos es fácil, en cambio, definir la autoestima, porque no consiste en algo aislado, sino más bien en un racimo de características que o suelen darse todas ellas a la vez, o simplemente no se da ninguna de ellas. Podemos hablar de "sentirnos bien", de "tener sentimientos positivos hacia nosotros mismos", "sentirnos capaces de enfrentarnos a los problemas y a los retos de la vida diaria", "felicidad", la "buena opinión que tengamos sobre nosotros mismos", si "estamos satisfechos con nuestra forma de comportarnos", etc.

 

En cualquier caso, no necesitemos aquí ninguna definición sobre ella, puesto que cuando la mencionamos todos sabemos a qué nos referimos, y la hemos experimentado en nuestra existencia, tanto cuando está en sus mejores momentos como cuando notamos su ausencia.

 

Sí necesitamos, en cambio, saber qué podemos hacer para conservarla e incrementarla, tanto en nosotros mismos, como en aquellas personas que nos importan más. O dicho de otra manera: ¿Qué puedo hacer para aumentar la autoestima? y ¿Qué es mejor no hacer, para que mi autoestima no se destruya?

 

Podemos reflexionar sobre algunas de esas indicaciones a continuación:

 

1) ¿Cómo nos podemos llevar bien con alguien que sólo ve nuestros aspectos negativos (aunque ese alguien seamos nosotros mismos), y que nos los recuerda continuamente, aunque ese recuerdo no nos sirva para mejorar, sino simplemente para sufrir?

 

Efectivamente, la autoestima desaparece cuando sistemáticamente nos criticamos de forma negativa. Debemos de tenerlo en cuenta tanto para nosotros como para las personas que nos rodean. La crítica debe ser siempre constructiva, y por supuesto reconociendo siempre los aspectos positivos que se encuentran tanto en nuestra persona como en los demás.

 

2) ¿Cómo nos podemos llevar bien con alguien que es de forma desconsiderada, ignora nuestros sentimientos, dudas y problemas, y sólo se centra en los de las demás personas?

 

No es bueno para nuestra autoestima el intentar agradar a los demás a cualquier precio, quedando nuestros propios sentimientos y necesidades siempre en último lugar, como si no tuvieran ningún valor. Tampoco empujemos a las personas a quienes queremos (especialmente cuando son niños o niñas) a que nos agraden a cualquier precio, reprimiendo la manifestación de sus propias necesidades y deseos.

 

3) ¿Cómo nos puede gustar alguien que en vez de intentar ser él mismo, lo que intenta es compararse continuamente con los demás, y tratar de imitarles y ser como ellos?

 

Es mejor evitar compararnos con las demás personas; intentar ser nosotros mismos, ver lo positivo que tenemos, más que lo que otros tienen. Igualmente, ayudaremos a otras personas a mejorar su autoestima si les reconocemos tal y como son. Sin intentar que sean como nosotros.

 

4) ¿De qué manera nos puede resultar agradable alguien que no intenta disfrutar de la vida, ya sea en lo pequeño o en lo grande, y que sólo se obsesiona por obtener resultados, aunque estos no le aporten nada realmente positivo para ser feliz, ni a él, ni a quienes le rodean?

 

Tenemos que aprender a apreciar la vida en toda su gama de posibilidades. Por supuesto que a veces también hay problemas que pueden ser más o menos grandes, pero ello no significa nunca que lo bueno haya desaparecido,  y hay que intentar continuar viéndolo y teniéndolo en cuenta.

 

5) Debemos procurar tener confianza en nosotros mismos, y ver el lado positivo de aquello que realizamos. Este esfuerzo no tiene por qué llevarnos a engaño o a negar aquellos aspectos que tengamos que cambiar. En cualquier caso, no es justo para con nosotros mismos el ver sólo aquello que no nos gusta de nuestra persona, negando lo que sí es positivo. Lo positivo será, al menos, tan real como lo negativo. Por lo tanto hay qué esforzarse en verlo.

 

6) También tenemos que ocuparnos de cuidar nuestras propias y reales necesidades y deseos. Procurar dirigir nuestras vidas por el camino que elijamos en la medida de nuestras furzas, siendo realistas sobre lo que podemos conseguir y lo que no.

 

Ello implica que en la medida de los posible dirijamos nuestras actividades hacia las ocupaciones o entretenimientos que consideremos interesantes y enriquecedores para nosotros mismos, haciéndoles un hueco lo más grande posible en nuetra vida cotidiana.

 

7) Es bueno que nos entreguemos incluso con pasión a cuanto queramos conseguir o trabajar. Ilusionarse por lo que nos gusta es una manera de decirnos a nosotros mismos que nuestros gustos y nuestros valores son también dignos de atención y de tenerse en cuenta.

 

Por lo tanto, cuando consigamos acercarnos a nuestros objetivos, tendremos que reconocérnoslo, y darnos cuenta del esfuerzo que hayamos realizado por conseguir eso que creemos que merece la pena.

 

8) También hay que procurar expresar nuestros sentimientos, puesto que son tan importantes como los de las demás personas y merecen la pena de ser comunicados. Merece la pena comunicar nuestros sentimientos, y también comunicarnos tal y como somos y nos encontramos en cada momento.

 

9) El sentirse bien con uno mismo puede también estar relacionado y mantenerse mediante el desarrollo de actividades en las que nos encontremos con otras personas con las que comunicarnos. Compartir y cooperar es siempre positivo, y educar a nuestros hijos e hijas en estos valores es facilitarles la adquisición de una autoestima fuerte y positiva.

 

Actividades físicas en las que reconozcamos que también somos un cuerpo al que hay que atender, cuidar y dejar expresarse. Tanto por medio de ejercicio, como por medio de paseos, o cualquier actividad expresiva que nos pueda interesar.

 

10) Finalmente, ser conscientes de que la mayoría de las veces, lo importante no es el logro conseguido, sino más bien, el haberlo intentado con todas nuestras fuerzas y toda nuestra ilusión. Es más importante el saber que hemos utilizado todos los instrumentos que estaban en nuestras manos, que esperar un resultado que a veces no depende ni de nosotros, ni de nuestro esfuerzo.

 

Facilitar a quienes nos rodean (especialmente cuando nos referimos a nuestros hijos o hijas) las oportunidades de demostrarse a sí mismos de lo que son capaces, de enfrentarse por sí mismos con sus propios retos,  y hacerles ver que cuentan con nuestra confianza es uno de los instrumentos fundamentales que utilizaremos para hacerles ganar en autoestima.

 

Acabamos animandoos a que tengáis un poco más en cuenta en vuestra vida diaria los puntos que hemos comentado anteriormente, y recordando que la mejor manera de fomentar la autoestima en nuestros hijos e hijas, aparte de todo lo que nos sirve a nosotros, es siempre ejerciendo nosotros también de ejemplo. Y recordad que para profundizar en la autoestima, como de costumbre, podéis también recurrir a las publicaciones que tratan sobre el tema, o a los profesionales que os puedan ayudar a trabajarla de una manera más sistemática.

PROBLEMAS DE AUTOESTIMA Y RELACIÓN

 

CURSOS

Diseña tu propio curso a tu medida;
¿En que áreas te gustaría?

ANOREXIA

ANSIEDAD

PSICOLOGÍA PARA LA VIDA COTIDIANA

EMPRESAS

COLEGIOS / INSTITUTOS

ASOCIACIONES

 

 

o
consúltanos on-line

2012 © CENTRO DE TRATAMIENTO PSICOLÓGICO BILBAO